jueves, 29 de octubre de 2009

Culpable

de querer perderme en tus besos,
de desear recorrer tú cuerpo lenta y sigilosamente
con mis manos y mí respiración,
como dos cometas tu voz con mi voz
colisionan desesperadamente en un intento de
escapar.

Soy culpable de este amor tan extraño
que siento, de este amor que no puedo
demostrarte por miedo, si miedo a perderte
por esta locura de mis sentimientos.

Soy un recluso que paga esta condena que desde
el cielo cargo con la culpa de no poder profesar
este amor puro que siento.

Mi cuerpo se rompe en pedazos con cada compás
de tu voz, con ese sonido angelical y ese movimiento
carnal que me lleva al infierno.

Quisiera poder rozar tu cuerpo,
sentir tu cuerpo por un segundo junto al mío,
recorrer cada milímetro de tu ser,
conocer cada esquina imperfecta en un recorrido
que parta desde tu alma y termine en tus pies.

Soy culpable de querer perderme entre tus brazos,
de que tú te enredes en los míos, de tatuar tu perfil en mi piel
de que tu ser se estrelle en mi ser en un intento de placer.

Sólo soy culpable de esta locura que tú me provocas hacer...

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